En los juegos de plataformas, la dificultad de una pantalla o fase viene marcada básicamente por 2 factores. O bien hay unos enemigos que hacen que pasarla sea obra de titanes (por su número o por poder individual) o bien todo depende de un movimiento que tiene que hacerse de la forma más exacta posible, puede tratarse de un balanceo, una caída, un salto (como en el vídeo, vía TIG Source). Eso es algo que se puede extrapolar a otros géneros pero que en los juegos de plataformas (sobretodo los 2D) se hace más evidente si cabe.

Tengo marcada en el cerebro una de las fases de Titus the Fox, aquella que tenía lugar dentro de una pirámide egipcia, y en la que había que saltar de columna en columna realizando saltos intermedios que demandaban un pulso endiabladamente firme. Mi hermano y yo nos turnábamos para conseguir pasar la fase, fase que conseguimos pasar finalmente tras dias de «duro trabajo».

A veces me apetecen los juegos así, en los que la habilidad marca el nivel de dificultad, otras prefiero puzzles que requieran más de darle al coco. Siempre hay un momento para cada juwgi y tipo de dificultad.